martes, diciembre 14, 2004

Soledad

Otra de las cosas que hacen que no pueda dormir bien por las noches es, sin duda, mi sentimiento de soledad. Es, sin duda un tanto extraño para quien no lo ha vivido, pero en mí cobra especial significación, ya que mi modo de actuar está controlado inconscientemente por unas pautas que no desearía aplicar, pero que aparecen muchas veces en contra de mi voluntad. Esto hace que a la hora de meditar me entristezca un poco por no saber comunicar mi alma con el mundo. Esta tristeza a su vez algunas veces me influye para menospreciarme y participar aún menos en la vida social, lo que desencadena más tristeza y etc, etc. Este círculo vicioso depresivo se ha dado tanto en mi vida que ya lo tengo como parte de mí aunque intente controlarlo poco a poco con autopsicología; lo cual frena un poco los efectos y puedo despertarme virtualmente feliz un día más. Cuando se llega al límite es como si el mundo se te viniera encima, imparable y despiadado, con el plus de que no puedes hacer nada. En mi caso me hundo en pensamientos de autocrítica que suelen acabar con ideas de suicidio pero solo ideas más bien del tipo "¿Qué sucedería si yo me quitara de enmedio?" En verdad no supondría una pérdida grande o al menos eso creo, aunque ciertamente no es el mejor momento para pensar...
Ese necesitar decir por una vez lo que uno piensa internamente pero que nadie parece ver es una necesidad que tengo desde hace tiempo. Quizá fuera por eso por lo que escribiera poesía cuando era más pequeño. Y quizá sea por eso por lo que haya creado este blog. O quizá no.
Porque desde pequeño en mi interior me siento solo. No se si es por culpa mía o porque malinterpreto las señales de los demás. En cualquier caso nunca me he sentido a gusto dentro de un grupo salvo contadas excepciones de estos últimos años. No se si pensar que simplemente soy poco sociable por naturaleza. Aunque no lo creo. Un subconsciente tan deseoso de comunicar no puede estar simplemente encerrado por una consciencia fría y calculadora. O tal vez sí. Pero el caso es que no recuerdo mi infancia como un tiempo de amistad, juegos y diversión, sino como un pasaje de mi vida en el que yo era el único. El único que hacía esto, el único que hacia lo otro... Ahora que pienso quizá pueda ser la causa de mi eterna lucha por vivir en el mundo de los demás. Es, por decirlo de alguna manera, una forma de contrarrestar mi personalidad para acercarme a la de los demás con esperanzas de acercarme a ellos también. Sin embargo, hasta hace un año y 3 meses no me di cuenta de que de esa forma no podía ser feliz. Porque la única forma de ser feliz es estando a gusto contigo mismo y siendo como eres en realidad, no como los demás quieran que seas. Las máscaras, para Carnaval, que ya queda poco.

Un abrazo a todos y como dice la canción: "Gracias a la vida, que me ha dado tanto"

2 comentarios:

ZilC dijo...

A mi me pasaba un poco eso a principio del curso pasado. Llegué a Granada y no me sentía lleno, me sentía solo, aunque rodeado de gente. Luego me dí cuenta que lo que en realidad pasaba era que esperaba que los demás me dieran lo que estaba esperando, algunas veces, incluso, sin pedirlo.

"¿Qué sucedería si yo me quitara de en medio?" Mmm, ¿si te fueras de vacaciones? ¿Piensas en un viaje a algún país exótico? Avisa y, si me permites, por qué no ir juntos.
Sé que no iban por ahí los tiros, pero la otra opción no merece ser considerada como tal.

"No se si es por culpa mía o porque malinterpreto las señales de los demás." Quizás las expectativas, las ilusiones... Pienso que está bien tenerlas, pero mientras mantengamos el centro de gravedad dentro de nosotros. Traducido sería algo así como: no por conseguir eso o aquello, voy a ser más feliz, o más infeliz si no lo consigo. Yo soy feliz y ¡qué bueno si eso llega!

Vivir en el mundo de los demás... ¿Acaso no vive cada uno en su mundo? ¿Para qué vivir en una realidad que no es la nuestra? Aunque muchas veces podamos dudarlo, al final las cosas acaban llegan a su destino, el camino puede ser más fácil o difícil. Recuerda Interstate 60, él quería saber las respuestas a las preguntas de su vida... y ¿cuál fue el regalo que obtuvo? Un viaje. Su viaje.

Anónimo dijo...

La soledad me ha perseguido durante toda mi vida por todas partes: en los bares, en los coches, en las aceras... Por todas partes. No tengo escapatoria: soy un hombre solitario.--- TAXI DRIVER (guion de Paul Schrader)